«Decir No, significa ante todo,
decirse Si a uno mismo
y proteger uno que aquello valora»
Voy a admitirlo: no me gusta decir No.
Ahora es tu turno ¿a qué no te gusta decir No? Si, tu respuesta es negativa, deja de leer, lo que sigue posiblemente no haga más que aburrirte, pero si tú respuesta es afirmativa, sigue leyendo, quizás juntos aprendamos a decir No.
Es curioso como una palabra tan corta puede generar tanto malestar. Parece sencillo aprender a decir No. NO! pero en la práctica, en nuestro día a día nos cargamos de «Sies» emocionales y fustrantes.
Pero tranquilo no eres el único al que le cuesta decir No. Hay pocas personas capaces de decir No cuando alguien les pide algo. Aprender a decir No puede ser esencial para tu bienestar, cargar con demasiadas cosas puede provocar un extrés excesivo. Si tú eres una de esas personas que tiene problemas para decir No, seguro que tienes un montón de cosas por hacer, y es que te conviertes en un esclavo del Si. Un esclavo que con tal de agradar, de cumplir las expectativas de los demás sacrifica sus propias necesidades y deja de poner límites en su relación con otras personas. Pero has de saber que poner esos límites es esencial para preservar tu bienestar emocional y para ganar en autoestima y confianza. Dices Si cuando en realidad querías decir No, vale, pues acepta que estás pagando un costo altísimo en pérdida de independencia, estima y energía ¡No seas esclavo de la gente! Cuando alguien te rechaza, aléjate de ese lugar ¿para que te vas a quedar ahí? Eres valioso, único e irrepetible con algo que ofrecer que sólo tú tienes. Si lo crees y lo aceptas llegará el día en que no necesites mendigar la felicitación y el aprecio de los demás. Afírmate a ti mismo. Necesitas aprender a decir que No.
La decisión más valiente que hacemos cada día es tener un buen estado de ánimo, así que no permitas que nadie te distraiga de ese objtetivo con peticiones que tú no quieres cumplir. La cosa más tóxica que puedes hacerte a ti mismo, es dejar que demasiadas personas decidan por ti, decidan que hacer y no hacer con tú vida. No les des ese poder, tú eres lo más importante. Tienes que aprender que no es tu tarea salvar a nadie, correr para que otros no se cansen. No eres el capitán de ninguna vida ajena, ni su red, ni su arnés, ni su muro protector.
Sé que tienes miedo a no cumplir sus expectativas, a no ser lo que ellos quieren qué tú seas pero recuerda que el tamaño de tus monstruos dependerá del miedo que les tengas, disminúyelos, ¡viven solamente en tu imaginación!. Tienes que decidir cuál es tu máxima prioridad y tener el coraje de decir No a otras cosas. No digas Si a necesidades que no son las tuyas.
¿Eliges tú o elijo yo? Elige tú… Una persona que vive con frustración es aquella que ha dedicado su vida a agradar a los demás y que ha permitido que otros elijan por ella. En algún momento de tu vida empiezas a permitir a los demás que te «domestiquen» y sin darte cuenta son los otros los que moldean tu vida y los que elijen por ti. Justo entonces, en el momento en que decides agradar a los demás y decir Sí cuando en realidad querías decir No, es cuando comienzas a dar lugar a la fustración.
No te hagas pedazos por mantener
a los demás completos.
Si decides decir que No, y la persona que lo recibe se enfada contigo, no permitas que proyecte ese malestar en ti. No te enfades. Recuerda que la gente no te hace cosas. La gente hace cosas y tú decides si te afectan o no. Tienes que aprender esta sencilla lección «nadie me provoca» » o me hace sentir así», sino que tú tienes el control remoto de tu mundo emocional. Y recuerda lo que te digo siempre, no hagas las cosas por el simple hecho se cumplir las expectativas que los demás tienen de ti, porque posiblemente sus expectativas y las tuyas no son las mismas. Tu tarea, simplemente, es cumplir las tuyas ¿Y tú sabes lo que quieres?
A veces, queremos
tanto para los seres queridos
que olvidamos preguntarles
lo que ellos quieren.
Decir No, no significa aceptarte a ti mismo
Es fundamental que logres aceptarte a ti mismo, que te ames, que te cuides. Si no lo haces, terminarás copiando a los demás. Y tú eres un original, no eres la imitación de nadie. Cundo fuiste creado se rompió el molde. Tú tienes tus propias capacidades y cualidades no necesitas agradar a los demás, no necesitas negociar unos cuantos Nos para que te acepten. No necesitas ser otra persona. Simplemente sé feliz con la persona que eres y sé libre de la gente. Especialmente, sé libre de las expectativas de los demás, de los «deberías…» «te convendría…» «sería mejor si…» Si no aprendes a respetarte a ti mismo, si no aprendes a decir que No, acabarás haciendo daño a los demás y lo que es peor, los demás acabarán haciéndote daño a ti con sus exigencias. Como te trates a ti mismo, así te tratarán los demás. Aprende a decir No. Aprende a poner límites.
Escapa. De todo y de todos. Y cuando creas que estás lo suficientemente lejos, piensa en quien quieres ahí contigo (así sé yo quién es importante en mi vida), y sólo con esas pocas personas comparte tu tiempo. Lidera tus pensamientos, tus sentamientos, tus acciones. No puedes vivir según lo que piensen, sienten o actúan los demás. Lidera tu mente, tu cuerpo, tu espíritu. Tú tienes la capacidad y la libertad de elegir que sentir, que pensar y que decir. Di No. Y recuerda que ningún ser humano tiene el poder de Super Man para salvar a nadie y la única vida que hay que salvar es la tuya, no la malgastes con distracciones.
Viniste a ser feliz
no te distraigas.
En muchas ocasiones, no sabemos decir que No y sucumbimos ante una petición; es difícil negarse, porque si lo hacemos nos sentimos egoístas y tenemos miedo de que la otra persona se disguste, nos critique y nos dé de lado, pero a veces hay que saber decir no para ganar el respeto de uno mismo y de los que nos rodean. Hay dos tipos de egoísmo, el primer tipo es el que consiste en darme gusto de darme gusto. El segundo tipo es el que consiste en darme el placer de agradar a los demás. Éste sería un tipo más refinado de egoísmo. El primero es muy obvio, pero el segundo está oculto, muy oculto, y por eso es más peligroso, porque llegamos a pensar que realmente somos maravillosos. Pero, al fin y al cabo, tal vez no seamos tan maravillosos. Lo que sucede es que no sabemos decir No.
Es importante entender que la capacidad de decir no está estrechamente relacionada con la autoestima, por lo que las personas que tienen una baja autoestima y poca confianza en sí mismos, se sienten nerviosos por los demás y tienden a aceptar las peticiones.
Ser incapaz de decir que No puede hacer que te muestres estresado, irritable y sin energía, por lo cual es necesario que evalúes la situación dos veces antes de aceptar. Debes aprender a decir No sin sentirte culpable o creer que lastimas a alguien. Querer agradar a todos es un desgaste enorme.
«Decir No te libera para poder
decir Si cuando importa»
¿Cómo decir No sin sentirse culpable?
Las palabras No y «culpa» podríamos decir que son primos hermanos, porque cuando le decimos a alguien que No de repente asoma por nuestro mente la culpa. La clave del asunto está en ese sentimiento de culpabilidad. No decimos No para no sentirnos «culpables». Pero la sensación de «culpa» no viene sola, viene acompañada por otra sensación «el miedo». Miedo a que la otra persona nos vea de otra forma, miedo a que se enfade, miedo a no cumplir sus expectativas, cuando las únicas expectativas que debemos cumplir son las nuestras.
El sentir culpa expresa un temor interior al castigo, al rechazo, y nos da un sentido de indignidad que no nos merecemos. Entonces, entramos en un circuito del que, al cabo de un tiempo, no podemos salir. No disfrutamos porque sentimos culpa, y nos fustramos porque no hicimos por esa culpa lo que realmente teníamos ganas de hacer.
Tenemos que estar muy entrenados sicológicamente para gestionar la culpa y el miedo, sino se combertirán en bombas que explotarán en nuestras manos y nos dejarán totalmente desconcertados y desprovistos de armas para actuar. Por eso, todo lo que hagamos después de decir No tiene que ir dirigido a combatir estas dos sensaciones.
La respuesta a la pregunta ¿cómo decir No sin sentirse culpable? pasa por generar en nuestra mente un proceso muy simple que sólo necesita entrenamiento.
Vamos a aprender a decir No. Para ello tenemos que empezar sabiendo que decir No, no tiene por qué ser algo negativo, debemos frenar ese pensamiento automático que nos hacen pensar que estamos rechazando a la otra persona. Di No, pero argumenta por qué dices el No, intenta explicar de la mejor manera posible por qué le estás diciendo que No. Empatiza. Aprende a decir No sin fomentar el egoísmo. Di un No en positivo, con tranquilidad y la confianza de que no ganas nada, pero lo más importante tampoco pierdes nada. Empieza por decir No. Entrénate para decir No. Prepara frases que utilizarás para cuando no tengas ganas de aceptar una «proposición»: «lo siento pero No puedo hacerlo» «lamentándolo mucho me es imposible» Repítelo en tu cabeza y así te sentirás preparado para decirlo cuando se preste la ocasión. Y cuando llegue el momento de pronunciar el No, no tengas miedo de afirmar tu postura, no te vengas a bajo al mínimo regateo emocional. Reafirma tu postura, repitiéndote en tu cabeza frases del tipo «Tengo derecho a decir lo que pienso» «No estoy a tu disposición» .
Sé asertivo… y ¿cómo haces para ganar en asertividad?. Comunícate. Hazle saber al otro cómo te sientes, qué es lo que piensas. A todos nos cuesta decir No, nos decimos a nosotros mismos «cómo le voy a decir que no»; buscamos ser políticamente correctos pero a veces con eso no basta y tenemos que dar un paso más en la comunicación con la otra persona. Comunícalo aunque sea de un modo imperfecto. Desmuestra tu malestar y deja de convertirte en un neurótico contigo mismo y con los demás. Cuando decimos lo que pensamos, sin adjetivos o etiquetas, aprendemos a exponer nuestras razones con el fin de llegar a acuerdos.
Si bien es cierto que hay gente que no está preparada para recibir un No, también hay gente que no lo está para decir No. La mitad de los problemas que tenemos con los demás vienen por decir Si demasiado pronto, y la otra mitad vienen por decir No demasiado tarde. Es cuando piensas «le dije tantas veces Si qué como ahora le voy a decir No«, pues ¡díselo!, alguna vez vas a tener que decir No!. La capacidad que tengamos para pronunciar a tiempo esa pequeña palabra determinará nuestra personalidad y nuestra capacidad para priorizar nuestras necesidades por encima de la de los demás. Aquí sí, con tu tiempo sé egoísta.
Decir No es reconocer la calidad de tu tiempo. Tiempo que se expandirá. Tienes solo 24 horas al día, muchas de las cuales invertidas en tareas vitales, no malgastes las que te quedan para tu disfrute. Por lo tanto, invierte bien tu tiempo. No lo malgastes en Sies que cuando en realidad querías hacer otra cosa. No dejes tu tiempo en manos de los demás.
«El mejor regalo que puedieras
dar a una persona es tu tiempo
porque le estás dando algo que nunca
te podrá devolver»
Según un cuento popular, existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:
- Una piedra después de haber sido lanzada
- Una palabra después de haber sido proferida
- Una oportunidad después de haberse perdido
- El tiempo después de haber pasado.
Lo primero en lo que debes pensar, antes de contestar un precipitado e incómodo No es saber lo qué quieres realmente. Piensa unos minutos ¿quieres o no quieres? y después responde a la pregunta ¿por qué? Responder con sinceridad y claridad a esta última pregunta te dará las claves para no sentirte temeroso de la reacción de la otra persona o culpable. Si la respuesta es si, analiza minuciosamente cuál es la razón por la que aceptas, y date la oportunidad de averiguar si no es por miedo a la reacción de la otra persona o simplemente has dicho que sí para evitar sentirte mal contigo mismo.
Debes pensar en positivo sobre ti. Tienes que verte como una persona capaz y madura para tomar sus propias decisiones sin esperar la aprobación o el rechazo de los demás. Confía en lo que piensas y sientes. La falta de autoestima y confianza en nosotros mismos puede ser un obstáculo para aprender a decir «no» y en definitiva, para vivir nuestra vida con plenitud.
No debes olvidar nunca, que los verdaderos amigos y aquellos que consideras tu familia no van a dejar de quererte porque les digas que No, y has de saber también que si para ellos tú eres importante nunca te pondrán en la tesitura de la culpa y el miedo. Tu círculo de amigos y familia no deben nunca obligarte a hacer algo que tú no quieres hacer simplemente por canjear el precio de la amistad y cariño. El Sí nunca ha de ser negociable. Siempre ha de ser una opción que tú elijas libremente y sin miedos.
Arriésgate a decir No, cuando de verdad no quieras hacer algo, pero si dices No es No, sin dejarte caer luego en el pozo del miedo a, o la culpa por. Todo lo contrario, toma una postura totalmente opuesta y siéntete orgulloso por haber conseguido expresar tus verdaderos deseos.
Pero como te digo siempre, de todo lo que te he dicho hasta el momento, hoy, hazme caso sólo en una cosa y…
Aprende a decir No.
Otra aportación que me llevo de este artículo es la referencia a la sabiduría condensada en ese cuento popular al que refieres con estos cuatro puntos:
Una piedra después de haber sido lanzada
Una palabra después de habir sido proferida
Una oportunidad después de haberse perdido
El tiempo después de haber pasado.
Me recuerda un consejo que me dió recientemente Mike Monroy, un hombre sabio: «Tu podrás ganar más dinero, pero no podrás ganar más tiempo»
El valor del tiempo es algo a lo que no acostumbramos a tasar convenientemente, en el sano ejercicio de alcanzar la felicidad.
Enhorabuena por tu talento manifiesto en este escrito. Gracias por dedicar tu tiempo a este proyecto, que recojo dedicándote también el mío, en este juego de compartir conocimiento, experiencia, sentimiento y vida en definitiva.
Regalarte mi tiempo es regalarme a mi misma tu aprendizaje y experiencia.
Gracias por tu tiempo manifiesto en palabras y cariño.
Enhorabuena por este artículo Raquel, me parece muy motivador, acertado y revelador.
Quisiera hacerte saber qué es lo que más ha llamado mi atención:
El placer del egoísta que pretende regocijo en la felicidad de los demás y es ello lo que le lleva a decir sí en vez de no.
¡Cuánto se nos olvida! ¡Qué agotador el ejercicio de agradar a los demás, e infructuoso! No alcanzo a ver equlibrio alguno en dicho cometido que no sea otra cosa que derroche de uno mismo. Pero lo hacemos. Es difícil, que no imposible. Siendo un nuevo camino a recorrer, cada paso cuenta. Cuenta en primer No, dicho tímidamente; cuenta el segundo, algo más asertivo y suman todos en favor de uno mismo. En la medida en que entrenamos nuestros Noes, también somos capaces de respetar los Noes ajenos.
Precisamente porque No soy un superhéroe capaz de enfeliciar a los que me rodean, digo No.
Precisamente porque ellos tampoco quieren delegar en mí dicha responsabilidad, digo No.
Precisamente porque los Noes conviven con los Síes, exploro la reciprocidad entre ambos, Yin y Yang.
Gracias por tus Noes y tus Síes, aprenderé a valorarlos!
Ela sorrí e deixa ir un » Mmmmmm No!»
Cun sorriso sempre senta mellor un… Mmmmm No! 🙂