Te quiero. Y punto.
Te quiero inapropiadamente y con impuntualidad. Te quiero cuando toca dormir, o hacer cosas serias, e incluso a la hora de tomar el té. Te quiero con urgencia cuando estás ocupado, y con desesperación si te vas. Te quiero como punto de partida a cualquier lugar del mapa, y como punto de llegada a todos mis sueños. Te quise sin saber que existías, y sin poder apuntar tu nombre. Y ahora que te sé, te quiero, te quiero más. Te quiero imprudentemente, aunque no corresponda o digan que no se puede. Y esto es lo único que de verdad importa. Que yo a ti te quiero. Y punto final.