Aquí estoy, con la idea de casarme contigo. Sí, siempre quise casarme, siempre me imaginé la vida en pareja, la familia grande, los abuelos contando anécdotas de su juventud. Me gusta y eso no me hace ni dependiente, ni hipócrita.
Te amo lo suficiente para decidir casarme contigo, para pasar mi vida contigo. No prometo cocinar a diario ni recibirte con la mejor sonrisa todos los días pero prometo que cuando cocine lo haré con gusto. Te prometo que, aunque esté molesta contigo, siempre te diré buenos días y buenas noches. No pienses que siempre me voy a despertar cantando, quizás lo haga a menudo, si a menudo me haces el amor.
Quizás algunas mañanas no tenga ganas de verte y tú no tengas ganas de soportarme pero ahí estaremos, recordando, quizás después de tirar la puerta, por qué estamos juntos. No te prometo que todo mi tiempo será para ti porque también quiero mi tiempo, mi espacio, quiero salir con mis amigos, ir a la peluquería, al gimnasio, quiero leer un libro echada en mi cama sin que pienses que lo hago por aburrimiento.
No quiero tenerte todo el tiempo a mi lado pero sí quiero saber que cuento contigo cuando te necesite. Yo no te prometo una casa siempre ordenada, tú y yo somos desordenados y apenas puedo con mi desorden y no pienso ordenar el tuyo. Además, yo quiero tener hijos, sí, hijos, no quiero tener sólo uno porque no disfrutaría del amor, ni de las peleas ni de la complicidad de hermanos, yo quiero dos y si la plata y el tiempo nos alcanzan, quiero tres.
Yo te prometo que, juntos, haremos de ellos niños felices, que sabrán lo que es amor y unión familiar. Yo te prometo un cuarto desordenado con niños felices y te prometo enseñarles a ordenar para que sean adultos felices.
Yo no te pido que me prometas noches de discotecas ni viajes carísimos de vacaciones, a mí prométeme un buen vino y una buena conversación un viernes por la noche y domingos de playa con nuestros hijos. Te prometo risas pero por favor no me des rutina, me vuelve loca la rutina.
Sabes que soy engreída, celosa, caprichosa y que tengo un carácter de los mil demonios, sobre todo en esos días, pero también sabes que te amo con locura, que me sacas mil sonrisas si me abrazas cuando estoy de espaldas y que la piel se me eriza si me besas el cuello, sabes que soy simple para querer y complicada para entender. Por eso no busques entenderme, te vas a volver loco si lo haces, mejor sólo ámame.
Esta es mi propuesta, esta soy yo, transparente y directa.
Dime,
¿Te quieres casar conmigo?